Diario de campo N°1

En este diario de campo, el investigador Isaac Kukoc relata su retorno a las comunidades de Viña Pampa, Tuero Chico y Puente Sucre, en la cuenca alta del Pilcomayo, para retomar vínculos y reconstruir memorias de lucha por la defensa del río. Su relato entrelaza recuerdos personales, testimonios de dirigentes locales y observaciones actuales sobre salud, migración, producción, y contaminación del agua. A través de entrevistas y encuentros informales, el texto recupera la historia del CODERIP -una organización comunitaria importante en los años 2000- al tiempo que plantea dudas sobre los impactos persistentes de los diques mineros, la calidad del agua y sus efectos en la vida cotidiana.

Viñapampa con el río de fondo
Viñapampa con el río de fondo Fuente- Kukoc 2025
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En enero de este año, como parte del proyecto “Vulnerabilidad y adaptaciones a los cambios en la disponibilidad de recursos hídricos en la cuenca transfronteriza del Pilcomayo” del IRD, regresé a realizar trabajo de campo en algunas comunidades ribereñas del Pilcomayo, con el fin de comprender las determinantes de salud de cuatro comunidades indígenas. Esta es la aproximación a la comunidad Quechua de Viñapampa, perteneciente al municipio de Betanzos. Esta comunidad, como las otras visitadas, es dependiente aún de las aguas del Pilcomayo para el riego de sus cultivos, son espacios donde se han realizado muchos estudios en diversas áreas desde los años 90s.

  1. Viñapampa

Había perdido contacto con la comunidad de Viñapampa hace 20 años. A veces me preguntaba qué habría sido de las vidas de los dirigentes y conocidos. Mi intención, entonces, era encontrarlos algún día, cuando el tiempo lo permitiera, sin saber aún que eso sería más pronto de lo esperado.

Al llegar a la comunidad, lo primero que pretendí fue contactarme con las autoridades locales: el director del colegio, la enfermera y/o médico de la posta sanitaria. Caí en cuenta que no existe posta. Para ser atendidos deben viajar hasta Millares, a 10 kilómetros del pueblo. En la comunidad únicamente hay auxiliares de salud[1].

En la búsqueda del director del colegio, uno de los profesores (Cristian Calizaya, ex profesor de Educación Física) me envió a conversar con la portera, pues ella podría saber dónde se encontraba. Ella es Irene Cuellar. Al verla, sentí cierta familiaridad, pero no estaba seguro de si ella era la persona que había conocido hace 18 años. Cuando le hice mención al trabajo coordinado que tuve alguna vez con el Comité de defensa del Río Pilcomayo (CODERIP)[2], me dijo que ella era parte de la directiva y empezó a recordar quién era yo. Me invitó a sentarme. Presenté el proyecto IRD mediante una carta y así re-iniciamos el diálogo.

En primera instancia, recordó a las personas con las que trabajaba en el CODERIP en esa época. Los de su comunidad, como Grover Alarcón, a quien vería más tarde; o también a otras personas como Faustino Vedia (Comunidad Puente Arce); o el famoso dirigente Esteban Llanos, de la comunidad Poco Poco, el máximo y más representativo dirigente de su época.

Me di cuenta que sabía muy poco de su vida y, al preguntarle si ella era oriunda de la comunidad, me contestó que ella llegó de Santa Cruz el año 2002, muy joven. Para el año 2004 fue seleccionada como representante comunal, mencionó que “como participe de una de las reuniones de CODERIP en Poco Poco. Fui elegida como parte del directorio”. Eso implicó muchos cambios en su vida.

Al referirse a su trabajo de defensa del río, Irene manifestó que “al principio yo no sabía nada de eso -pues ella era estudiante y campesina-, pero con el tiempo fui aprendiendo lo que me decían mis compañeros sobre el río”. El relato de Irene Cuellar ilustra ese proceso de concientización interesante que se da muchas veces en las comunidades, a través de procesos de formación técnica o política por fuera de las instituciones formales. Irene llegó a ser tesorera de todo el comité.

También recordó la situación del río al referirse al mismo entre los 90s y 2000s. Mencionó que “el río parecía agua de cemento”, es decir que tenía un color plomo y uno se manchaba al estar en contacto con sus aguas. Recordó que cuando “pasabas por el río, las piernas quedaban como si tendrías medias[3]”.

Rio Pilcomayo contaminado Fuente
Rio Pilcomayo contaminado Fuente: Kukoc 2006

Eso nos llevó a hablar de las condiciones actuales del río. Al referirse o al comparar con lo que sucede ahora, respondió que “ha mejorado el río”. Este hecho fue corroborado por otros comunarios que, a pesar de esa mejora, tienen sus previsiones al respecto.

También hablamos de su familia, de los dos hijos que ya tiene. Al consultarle si tenía documentación de esa época, ella me dijo que tenía documentos en su casa y que esperaba que sus hijos no los hayan votado o regalado. Eso nos hizo reflexionar sobre cómo actualmente “los niños no saben de eso” y de seguro esos documentos no tienen un valor para los jóvenes ahora. 

Le pregunté: “¿los jóvenes saben qué hace ella en estos momentos?” 

Me respondió: “ni a mis hijos les conté”. 

Recordó que a estos trabajos le consagró mucho tiempo, incluso que sus padres le decían: “mucho te estas dedicando”. 

Entre nostalgia, sorpresa y cierta melancolía recordó todo lo que aprendió y lo que hicieron por el río. “A todo lado hemos ido, a ver los diques a Potosí, a La Paz a exigir al ministerio (de medio ambiente), talleres a Cochabamba, Tarija, hasta Villamontes”.

Entre los hitos importantes logrados por el CODERIP está el de seguimiento continuo de los ingenios y diques, así como la denuncia de la contaminación (Defensoría del Pueblo, 2010), llegando incluso a lograr la paralización de los ingenios mineros.

Al hablar sobre la producción menciona que la comunidad actualmente produce tanto para consumo como para la venta de “papa, maíz, chirimoya, naranja, palta”, y es evidente que la cría de ganado vacuno como de cabras ha aumentado en comparación con los años de peor contaminación.

Sobre la pesca mencionó: “algunos jóvenes van a pescar aquí abajo (mostrando en dirección de curso del río). La otra vez han traído entre 10 o 15 sabalitos y bagres” (de unos 30 centímetros). Sin embargo, este tipo de pesca es algo esporádica. Otro comunario me explicaría más adelante que se pesca más en octubre o noviembre.

Al terminar esta entrevista Irene mencionó que “hay que volver a la antigüedad el campo” por qué la gente “migra mucho aún” a pesar de la aparente mejora.

Posteriormente me comentó que Grover Alarcón seguía viviendo en la comunidad en su casa de siempre. Tuve que solicitar una guía de los comunarios dado que hacía mucho tiempo que no iba por ahí. Grover no se encontraba en la casa y tocó esperar una hora hasta que regresara de trabajar en la chacra.

Grover Alarcón nos recibió con amabilidad, pero no caía en cuenta quién era yo hasta que le hice recuerdo de una ocasión en la que me ayudo y evito que me ahogue al estar cruzando a pie el río. Eso le permitió recordarme. Entonces iniciamos la conversación recordando como era el río (de 2003 a 2005), a lo que dijo que antes “se podía todo, por eso nosotros empezamos a movilizarnos”.

Y eso le llevó a recordar su trabajo en CODERIP. Primero logró recordar las instituciones que apoyaban al CODERIP, entre ellas resalta PRODEC (con Nicolas, no recordamos apellido), otra fue ACLO. Recordó también como el Consejo estaba a punto de conseguir un apoyo de 50.000 dólares para la sede y camioneta con los Canadian Luterans, pero se truncó.

Después de eso, Grover habló sobre como desapareció el CODERIP, por los nuevos dirigentes que “pensaban que aquí iba haber plata”[4]. Después de su gestión existieron tres directorios más hasta que desapareció la institución pese a tener personería jurídica y todo.

Recordó cómo estructuraron 3 zonas de trabajo: zona 1, referente a la cuenca alta, desde Potosí hasta el puente Sucre; zona 2, cuenca media hasta Villamontes; y zona 3, de Villamontes para abajo. Como ya había representantes de las mismas, llegaron a incluir a algunos pueblos Guaranís.

Me pareció interesante la reflexión y la postura que tiene sobre ese movimiento del CODERIP, pues afirma que en los primeros y más interesantes años de existencia no tenía un carácter político, es decir el objetivo de buscar participar de una elección o promover a alguien. Él menciona que dentro de su estatuto orgánico los dirigentes no deberían tener filiación política. Pero, paradójicamente, desarrollaron un discurso y un conocimiento importante sobre medio ambiente y el cuidado de la naturaleza que llegaba a las personas y a interpelar la situación de desigualdad de la gente de las comunidades. Es decir, este discurso llegó a hacer política al margen de lo electoral y la búsqueda de poder. Sin embargo, esta situación posteriormente trató de ser aprovechada por los actores políticos. Lamentablemente, muchos de los dirigentes o personas que posteriormente apoyaron al CODERIP fueron autoridades políticas o se les asignaron cargos técnicos, desde los que supuestamente deberían apoyar a la institución, pero no lograron hacerlo.

Otro tema de conversación fue la situación actual del río. Si bien considera que la situación mejoró comparándola con el 2002 a 2005, manifestó que aún se contamina, que a veces llega la riada contaminada, sobre todo cuando existe accidentes en las zonas mineras río arriba y algunas épocas del año cuando por las noches sueltan los desechos mineros sin pasar por los diques. Práctuca nocturana porque que a esas horas nadie controla y suponen que nadie se da cuenta por la oscuridad.

“Los diques estaban calculados para 5 años, ¿cómo siguen funcionando?”

Se refirió a la rotura de un dique el año pasado, el dique de Colavi. El arrastre llegó y pasó por la comunidad 2 horas después del accidente. Mucho después llegaron los funcionarios de la gobernación a medir la contaminación. Recalcó la importancia de hacer las mediciones o tomas de muestra de agua en las noches y cuando llueve, puesto que los mineros aprovechan de la oscuridad para verter de forma directa sus desechos. Se refiere a que, si se detecta y sanciona, las multas no van hacia los directos afectados, sino lo manejan en la gobernación o municipios.

Esto le hizo recordar de nuevo cómo la lucha por el río permitió interactuar con dirigentes de otras áreas, como es el caso de las áreas de los trabajadores campesinos de donde salieron varios diputados, senadores e incluso gobernadores que a veces participaban de las reuniones y ofrecían apoyo “hasta cuando estaban consolidados y ya tenían peso político”. Incluso, tenían derecho a asignar algunos cargos de funcionarios que a cambio deberían dar aportes para alquileres y demás. Desafortunadamente, con el tiempo estas prácticas se olvidaron.

Sobre la pesca no sabe mucho, señala que algunos internos (de la escuela secundaria) a veces van a pescar, pero en determinadas épocas, cuando hay lluvias.

Grober también nos dio información sobre la población. Están inscritas 70 familias, con aproximadamente 5 miembros en cada una, lo que representaría como 350 personas en la comunidad.

Al despedirnos nos solicitó que indaguemos sobre la situación de los diques y que tratemos de registrar la historia del CODERIP.

  1. Tuero Chico y Puente Sucre

Al día siguiente nos tocó visitar a la comunidad de Tuero Chico y entrevistar a la Lic. Juana Sarsuri Torihuano, encargada de la posta sanitaria desde hace 7 años. Esta comunidad se encuentra a 10 kilómetros del puente Sucre.

Cuando le preguntamos por las enfermedades con más prevalencia, respondió que las diarreas, sobre todo por el consumo de aguas contaminadas dado que el suministro se corta mucho y consumen aguas estancadas (de lluvia) o del río, sobre todo cuando es temporada de lluvias.

Sobre la población existente en la comunidad hay una contradicción puesto que en el censo del INE del 2012 existen 456 personas, pero en la realidad habitan únicamente 174 personas[5]. La mayoría son adultos, los cuales fallecen en su mayoría por complicaciones del Chagas y por cáncer de estómago, como paso en dos casos en los últimos años. Es aún evidente el excesivo consumo de alcohol entre jóvenes y adultos.

La enfermera manifiesta que el río sigue contaminado puesto que a veces el agua es negra.

Sobre la economía, la capacidad productiva es bastante amplia en comparación a años anteriores. Ahora se produce haba, papa, choclo, apio, perejil, lechuga, remolacha, cebolla, acelga. Además de eso se han establecido dos granjas de pollos, la cría de ganado (de engorde) y además trabaja una empresa de agregados.

Otra de las patologías más importantes es la del chagas, pues la mayoría de los adultos tienen la enfermedad y muchos incluso utilizan marcapasos. Son casos antiguos, ahora ya no hay tanto contagio, pero sigue siendo importante puesto que es una de las principales causas de muerte.

En referencia a la pesca, mencionó que de vez en cuando aparecen los jóvenes con bagres de buen tamaño.

En la comunidad también conocimos a Marcelino Gutierrez al ir a buscar a Silveria Albarracin, la dirigente máxima de la comunidad que viajó a Potosí. Marcelino Gutierrez es su esposo, manifestó que les interesaría hablar sobre el proyecto, pero el 30 de mayo hará reunión de la comunidad durante la cual se designará una nueva directiva, así que es posible que su pareja ya no esté. Pero mostró interés por saber más sobre la situación del río. Él actualmente se dedica a la construcción de viviendas de interés solidario para la misma gente de la comunidad.

Mencionó que aún se pesca. Algo interesante fue que mencionó la cría de carpa, y fuimos a ver las lagunas artificiales creadas para dicho proceso, solo una de ellas sigue en funcionamiento y tiene muy pocos peces, manifiesta que se dejó de criar por la falta de agua.

Marcelino Vedia.

Visite a los trabajadores de la empresa de agregados, vecino de Tuero Chico, y hablamos sobre la situación de la pesca, manifestando que posterior a las lluvias llegaron peces y ellos aislaron una sección del rio y sacaron de 10 a 15 sábalos de tamaño mediano. “En la actualidad no se ve ya mucho”, menciona, y agrega que sin embargo ha visto pescar con red. Le pregunté si podrían vendernos y mencionó que no garantizan la pesca.

Luego, me fui a la comunidad de Puente Sucre buscando a Paulino Maldonado. Es representante del CODERIP, pero no lo encontré. Ahí no existe escuela ni centro de salud, por lo cual lamentablemente en esta visita no pude obtener más información.

El día siguiente regrese a Sucre dado que por la falta de carburantes no había muchas movilidades para desplazarnos y la mayoría de los comunarios estaban preparando la tierra para sembrar frente a las próximas lluvias.

En conclusión, asumo que fue una visita productiva donde pude encontrar una entrada interesante a toda esta problemática. Esta entrada es la historia del CODERIP. Relatarla nos permite reflexionar sobre las dinámicas sociales histórica y sus actores en esta parte de la cuenca. Mirada historizada, entonces, de estas dinámicas sociale, que nos ayuda a poner en perspectiva las observaciones actuales. 

La intención de estas visitas es poder conocer elementos de salud en relación a las comunidades. Al hablar de producción, de pesca, hasta de los diques de cola, se hace exactamente eso, pues las formas de metabolismo social subsume la salud.

También me han entrado bastantes dudas sobre el funcionamiento de los diques de cola. Y existe la necesidad de recordar y estructurar bien su historia.

Bibliografía

Arancibia Mamani, R. (2011). Serie de Investigación de estado ambiental: Informe de estado ambiental del departamento de Chuquisaca 2010. La Paz: LIDEMA – ASE. Obtenido de https://d1wqtxts1xzle7.cloudfront.net/35172044/IEA_Chuquisaca_2010_final-libre.pdf?1413558276=&response-content-disposition=inline%3B+filename%3DIEA_Chuquisaca_2010_final.pdf&Expires=1731082317&Signature=EuOSwwpNIx3ZqdgimpNxB1cRdriUzWd~ND4JMuwyOpN0aJSGT5H

Defensoría del Pueblo. (2010). Situación de los Derechos Humanos de los Habitantes de las Riberas del Río Pilcomayo en Chuquisaca: “Contaminación de la Industria Minera”. La Paz.

Galarza, Y. (2003). Cuando el río suena: contaminación del río pilcomayo 180 Kms. abajo de Potosí. La Paz: PRESENCIA – División Gráfica.

PetroPress. (Diciembre de 2006). ANTES ÉRAMOS CÓMPLICES POR CALLARNOS, LA DECISIÓN DE HOY ES DENUNCIAR LA CONTAMINACIÓN. PetroPress(5), 6-7. Obtenido de https://www.cedib.org/biblioteca/petropress_5_cumbre_social_por_la_integracion_de_los_pueblos/

Serrano, C. (2010). La Actividad Minera en el Cerro Rico y la Ribera. Rev. Met. UTO [online]., 5-18. Obtenido de http://revistasbolivianas.umsa.bo/scielo.php?pid=S2078-55932010000100002&script=sci_arttext&tlng=pt

 

[1] Un comunario/a que es capacitado por el sistema de salud en algunos temas de salud, sobre todo en prevención y promoción de la salud.

[2] El comité de defensa del rio Pilcomayo es previo al Consejo de defensa del rio Pilcomayo, este ultimo creado el 5 de junio 2005, este último es la fusión de tres comités: el Comité de defensa del río Pilcomayo, el Comité de Defensa Contra las Aguas Contaminadas de la Cuenca Lava en el departamento de Potosí y la Organización Campesina Indígena de Defensores del Medio Ambiente del Gran Chaco Tarija. Con el fin de solucionar o mitigar las dificultades de contaminación que para esa época eran muy serias y notorias, por la minería y la explotación hidrocarburifera, al compartir las mismas siglas se hace confuso, pero consideremos que las notas de prensa posteriore al 2005 refieren ya al Consejo. (PetroPress, 2006)

[3] Calcetines

[4] Refiriéndose a nuevos dirigentes que entraron sin tener el mismo compromiso e interesados de ganar dinero o sacar réditos políticos.

[5] Esto es común en algunas comunidades rurales por la presión clásicas de las comunidades que piden a los migrantes de hacerse registrar en la comunidad bajo la amenaza de perder sus títulos de tierra, y a veces les obligan  regresar para votar en elecciones.

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