Wilson Poma e Isaac Kukoc documentan la dinámica pesquera y social de la comunidad Weenhayek de Tres Pozos, ubicada a 17 km de Villamontes. Describen la organización local en torno a las concesiones de pesca y el papel que desempeña la llegada de camiones de gran capacidad, equipados con sistemas de refrigeración, que transportan más de 15.000 piezas de pescado en temporada alta hacia mercados de otros departamentos. El texto destaca la importancia de esta actividad para la economía local, pero advierte sobre su marcada estacionalidad: apenas cuatro meses de trabajo intenso, sujetos a la llegada del cardumen, lo que impide una acumulación económica sostenida. Así, nos brindan una primera introducción al análisis de las condiciones de vida y el papel central de la pesca como sustento. A pesar del volumen del comercio, los autores subrayan que la comunidad enfrenta limitaciones estructurales para diversificar sus ingresos y mejorar sus condiciones materiales.
Autores
Esta salida de campo tuvo el objetivo de hacer contacto con población Weenhayek alejada de la dinámica citadina de Villa Montes. En este escrito resaltamos la visita a la comunidad Weenhayek de Tres Pozos, la cual se encuentra a 17 kilómetros al sur del municipio de Villa Montes.
Gracias al contacto de Nathanael Ortiz (pescador weenhayek) pudimos tener las referencias de don Lorenzo Torres (85 años), capitán local de la comunidad. El viaje duró 45 minutos en movilidad. En el trayecto cruzamos y visitando otras comunidades como San Antonio, Capirandita, Retiro, Breda, Kilometro 1 y Circulación. La mitad de las residencias familiares de esta última comunidad fueron recientemente arrasadas por una crecida del río. Sin embargo, se evidenció que varios domicilios están cerrados con poca población circulando. Sobre esto, Nathanael nos comentó, y varias mujeres entrevistadas lo confirmarion, que las familias, en su mayoría, se trasladan a los puntos de pesca donde instalaron su campamento.
Mientras recorríamos la ruta principal, Nathanael nos indicaba los diferentes caminos alternativos que sirven para entran a los puntos de pesca, traginados generalmente por camiones y camionetas que van a comprar pescados. A diferencia otros puntos de pesca, cercanos a Villa Montes, en estos lugares solo se vio transitar población Weenhayek y transportistas. La mayor parte de estos últimos al volante de camiones que cargan entre 5 a 15 mil unidades de pescado. Son camiones que cuentan con con sistema de refrigeración o conserva propio.
En su momento, tres pozos fue una de las comunidades con más población Weenhayek. En esa comunidad, y en su domicilio, don Lorenzo Torres nos recibió con mucha amabilidad y nos contó cómo, en sus mejores momentos, ahí habitaban más de 300 familias. Todavía puede advertirse en las instalaciones que quedan, dispersas y deshabitadas, rastros del pasado relativamente próspero de aquella comunidad. Don Lorenzo también nos comentó que el declive poblacional actual se debe a que muchas familias se van más lejos no solamente por el crecimiento de la familia, sino también se van en búsqueda de otro lugar (mejor) para conseguir más recursos. Incluso, algunos emprenden esas migraciones para formar nuevas comunidades y ser capitanes, lo que les daría la posiblidad de tener cierto poder político, reconcimiento y prestigio.
Tres Pozos, tiene un centro educativo a nivel básico y una posta sanitaria con atención de un enfermero con medicamentos básicos, donde las principales patologías, al igual que de otras poblaciones ribereñas, es la hipertensión arterial, la diabetes y problemas de desnutrición en los menores. Esta comunidad, según sigue comentándonos don Lorenzo, cuenta con una toma de agua proveniente de un pozo que los abastece hace más de 20 años, además de abastecer a comunidades vecinas mediante el tranpsorte de agua en cisternas.
La mayor parte de los domicilios tiene parcelas cercadas y destinadas a algunos cultivos, pero varios de estos espacios, cuando los vimos, se encontraban con maleza. Suponemos que estaban en reposo ya que se acerca la temporada seca con altas temperaturas. Aun así, don Lorenzo nos informó que, en este tiempo de estiaje, varias de las familias tienen la posibilidad de vender sus animales como chanchos, chivos y gallinas, incluso algunas familias llegan a tener ganado, pero estos no pasan de las 10 cabezas.
Al interior de esta comunidad se encuentra un lugar de llegada para camiones de carga, a diferencia de los que vimos en comunidades cercanas a Villamontes, estos son más grandes y su capacidad de carga es mayor. Los camiones que llegan se instalan cerca de tres mesones de madera donde se ponen los pescados atrapados para ser procesados para su venta, es decir que se destripan, clasifican, cuentan y luego se acomodan en los camiones de carga.
En este lugar también existe una instalación sanitaria y puestos de venta de comida y otros productos. Don Lorenzo nos contó emocionado que el mes pasado (junio) llegaban camiones con pedidos de cinco a siete mil pescados y con la llegada del cardumen esto dio trabajo a toda la comunidad. Una persona que trabajaba una jornada completa llegaba a ganar doscientos bolivianos.
La familia de don Lorenzo es la responsable de la administración de una concesión que tiene mil quinientos metros de extensión lineal en el río, siendo una de las más extensas. Según don Lorenzo, existen concesiones de mil a mil quinientos metros, con la excepción de las que se encuentran en el municipio de Villa Montes, ya que estas suelen tener cien metros de distancia. Esto porque muchos comunarios ven más conveniente y productivo esta cercanía. A pesar de tener una extensión considerable, la familia de don Lorenzo no tiene la capacidad de favorecerse y aprovechar del todo su concesión. Entonces hay dos grupos de familias que son de la comunidad que apoyan en un punto de pesca. Otras familias solicitan poder pescar en chalanas (bote rustico) usando red pollera, familias que llegan a usar ocho chalanas con red pollera. Estos botes rústicos por lo general son alquilados, aunque algunos tienen los suyos propios. Al parecer, el hecho de poseer una concesión no implica, a priori, la instauración de modelos de explotación de coterráneos. En nuestras observaciones percibimos más bien una lógica de colaboración: unos dan la concesión y las redes y otros todo lo demás, es decir, la fuerza de trabajo organizada en turnos (entre hombres, mujeres, jóvenes, adolescentes y niños), aportan con su fuerza de trabajo.
Como vemos en las fotografías, para llegar a los puntos de pesca se debe caminar 20 minutos desde la comunidad. Una de las dificultades de esta comunidad es que en el recorrido se debe atravesar un arenal con profundidad moderada y poco compacto, lo que evita que movilidades con los neumáticos cortos puedan recorrerlo. Es común ver restos de vegetación tendidos en hoyos en la arena, pues estos permiten a las movilidades salir de las dunas.
Durante la caminata, don Lorenzo nos indicó que cuando se dió la crecida del río este año 2025, si bien no llegó a la comunidad, inundó por lo menos la mitad de este tramo. Crecida que en su paso atrapó a algunas cabezas de ganado en lomas de difícil acceso, provocando la muerte de los más jóvenes o débiles. Y, a pesar de la ayuda que llegó, no pudieron recuperar lo perdido en animales.
En este punto, cabe señalar que, si bien existe un camino para movilidades, existen otros senderos por los que vimos a distintos pescadores que regresan de pescar durante la noche. Varios llevan carga de pescado que, a pesar de lo pesado que puede ser, lo llevan satisfechos por tener este cargamento para la venta en los mesones de destripe.
En el principal punto de pesca de esta concesión se utiliza una red extensa, conocida como red de arrastre. Don Lorenzo indica que esta red está a cargo de su familia, que tiene que realizar la compra del material para elaborar esta red (hilo grueso de pesca, flotantes, pesas de plomo, entre otros). Además de esta nueva red, la familia debe tener un par más previendo el caso de que se estropeara por el uso y así tener una red para remplazarla mientras la dañada es reparada. Por lo que se pudo ver, un grupo está formado por 25 personas entre adolescentes, jóvenes y adultos. Entre mujeres y varones, resaltando la participación de mujeres con pocos varones. Mauricio, un joven pescador de veinte años, nos comentó que no hay un tiempo determinado para “tirar la red”. Cuando hay bastante pescado, el intervalo puede ser de veinte minutos, lapsos de tiempo decididos por los responsables de la red y la chalana.
A modo de conclusión, podemos decir que esta salida de campo nos permitió agudizar la mirada sobre la dinámica de la pesca en esta zona del río Pilcomayo. Es claro que hay particularidades entre los distintos puntos de pesca aunque todos hagan parte de la misma estructura que rige el oficio en estos pueblos ribereños. En estas comunidades, como la de tres Pozos, es difícil encontrar a personas que no se identifiquen como Weenhayek, siendo los transportistas los únicos ajenos.
Como vimos, comunidades como Tres Pozos tienden a recibir pedidos de cantidades significativas. En la gran mayoría de los casos son pedidos que llegan de los transportes que provienen de otros departamentos como Santa Cruz, Potosí y La Paz, entre otros. Importantes demandas de pescado que no les hace ricos: las condiciones de las viviendas son precarias, así como lo manifiestan ellos mismos, porque este periodo de auge es corto (4 meses) y sujeto a la llegada del cardumen. Si se piensa en el tiempo de estiaje y su limitada disposición, además de las limitadas posibilidades de generar otros ingresos, 4 meses de pesca son pocos para acumular riqueza.
