Este Diario de Campo documenta una parte del trabajo desarrollado en el marco del Componente 2 del estudio sobre la cuenca del río Pilcomayo: la investigación interdisciplinaria sobre la disponibilidad y calidad de los recursos naturales estratégicos (agua y pesca), la exposición a la contaminación por metales y sus efectos sobre la salud. En estas páginas, las investigadoras relatan el itinerario de sus actividades de recolección de datos para evaluar la calidad del agua del río. Tras un recorrido por la cuenca alta y media, se interrogan sobre el vínculo entre la actividad minera en las cabeceras y los posibles impactos aguas abajo, más allá de los 490 kilómetros. Para buscar respuestas a esta importante interrogante, se ha puesto en marcha un protocolo riguroso de muestreo, desarrollado en coordinación con universidades locales y protagonizado por estudiantes voluntarios. La expectativa en torno a los resultados que se desprendan de este estudio es grande.
Autoras
Quienes escribimos este diario de campo[1] formamos parte del equipo del proyecto FEF-Pilcomayo, que estudia la calidad del agua y los sedimentos del río Pilcomayo. Nuestro objetivo principal es evaluar el estado del río desde las cabeceras de la cuenca hasta la planicie chaqueña.
En noviembre de 2024, realizamos un extenso recorrido por la cuenca alta y media del Pilcomayo, en territorio boliviano. Esta experiencia fue, para nosotras, tan intensa como reveladora. Iniciamos el recorrido en las nacientes del río, donde identificamos varios afluentes que atraviesan zonas de actividad minera. Estas aguas, visiblemente alteradas por los residuos, desembocan en el cauce principal del Pilcomayo. A medida que avanzábamos río abajo, el paisaje se transformaba y el agua del Pilcomayo adquiría una consistencia más densa, producto de la gran carga sedimentaria que transporta. Esa misma carga le confiere su característica apariencia chocolatosa.
Sabemos, por estudios anteriores realizados entre fines de los años 90 y mediados de los 2000, que varios de esos pequeños ríos (afluentes del Pilcomayo que atraviesan zonas mineras) presentan altos niveles de contaminación por residuos. De ahí que la pregunta persista: ¿qué sucede cientos de kilómetros más abajo? ¿Es posible detectar y medir los impactos de la actividad minera en la calidad del agua del Pilcomayo en su tramo medio y bajo? ¿Qué ocurre, por ejemplo, en Villamontes, a más de 490 kilómetros de las zonas mineras? ¿Quedan rastros detectables de esta contaminación inicial en el agua que fluye hacia la región chaqueña?
Responder a estas preguntas implica más que un esfuerzo técnico. Requiere una estrategia de monitoreo de largo plazo, que contemple las distintas épocas del año (temporada seca y temporada lluviosa) y que combine muestreos sistemáticos con la participación activa de quienes habitan junto al río. A esta estrategia la hemos denominado monitoreo participativo. En nuestro caso, se aplica al estudio de la calidad del agua en la zona baja de la cuenca, bajo una metodología similar a la que emplean nuestros colegas biólogos para el monitoreo de peces.
[1] Marizol Flores, doctorante del IRD y de la Universidad de Montpellier, Francia. Y Leonor Nina, maestrante en Ciencias Químicas de la UMSA
Paisajes de las cabeceras del río Pilcomayo cerca de Potosí y los diques de residuos mineros, situados a la salida de Potosí.
Al llegar a Villa Montes, coordinamos con la bióloga Ludmila Pizarro y la Ingeniera Yheny Sánchez (técnico de laboratorio en la universidad de Villamontes), para implementar un muestreo participativo de alta frecuencia temporal en el Rio Pilcomayo, con la activa participación de estudiantes de ingeniería petrolera de la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho (UAJMS), quienes recibieron capacitaciones teóricas y prácticas en técnicas de muestreo, manejo de equipos, seguridad en campo y conservación de muestras. Estas sesiones se desarrollaron tanto de manera virtual como presencial, asegurando un aprendizaje integral. Se evidenció un fuerte interés por parte de los estudiantes en participar de esta experiencia, orientada a evaluar la calidad del agua y el sedimento del río.
Esta campaña de muestreo participativo está programada para durar un año, con fecha de finalización en septiembre de 2025. Los estudiantes han adquirido diferentes competencias. Por ejemplo, realizan la medición de parámetros fisicoquímicos del agua como el pH, la conductividad eléctrica y la temperatura que proporcionan una primera caracterización básica de la calidad del agua. Por otra parte, los estudiantes realizan la toma de muestra de agua que permitirá determinar los niveles de metales como el arsénico, el cadmio, el mercurio o el plomo tanto en el agua, como en las partículas en suspensión (o sedimentos) que son transportados por el río. Cada muestra es codificada y registrada, garantizando la trazabilidad y precisión en los análisis de concentración de metales que serán llevadas a cabo en los laboratorios de la UMSA en La Paz y en el laboratorio HydroSciences Montpellier de la Universidad de Montpellier, en Francia.
La participación activa de los estudiantes en el muestreo participativo, al verlos manipular equipos y debatir entre ellos buscando el punto representativo para recolectar las muestras, es en sí mismo un ejercicio de aprendizaje en movimiento. Frente al calor chaqueño, entre frascos, filtros y mediciones en sitio (in situ) se va construyendo conocimiento desde la experiencia.
No nos cansaremos de agradecer a los voluntarios y voluntarias de la UAJMS, quienes nos han colaborado en esta linda actividad de muestreo participativo, y que gracias al WhatsApp los hemos podido coordinar entre semanas y meses. ¡Muchas Gracias!
Grupo de estudiantes voluntarios de la UAJMS
