Carlos Torrico Delgadillo
El río Pilcomayo es uno de los sistemas hídricos más dinámicos de Sudamérica. Atraviesa territorios de Bolivia, Paraguay y Argentina, y su cauce variado ha dado forma a comunidades, economías y conflictos a lo largo de siglos. En los últimos años, diversas publicaciones y estudios han abordado su dinámica hidrológica, la variabilidad de su caudal, los impactos ambientales y los conflictos en torno a su uso. Este texto revisa algo de la información disponible en bibliotecas y en línea sobre el Pilcomayo, contrastando diversas perspectivas y revisando fuentes académicas y técnicas recientes.
El Pilcomayo experimenta cambios drásticos en su caudal según la estación. En la época seca, su flujo se reduce hasta formar pequeños hilos de agua en ciertos tramos, afectando la fauna acuática y la disponibilidad de recursos para las comunidades ribereñas. Durante la temporada de lluvias, el río se transforma: su caudal aumenta exponencialmente, inundando tierras, alimentando humedales y arrastrando millones de toneladas de sedimentos. Se estima que transporta anualmente entre 100 y 150 millones de toneladas de sedimentos, modificando su cauce y generando nuevos brazos y bañados en la región chaqueña (Pilcomayo.net).
Investigaciones hidrológicas han demostrado que la sedimentación acumulada en el lecho del río puede llegar a alterar la dirección del flujo de sus aguas, un fenómeno que ha tenido repercusiones directas en la disponibilidad del recurso para comunidades y ecosistemas (Comisión Trinacional del Pilcomayo, 1997).
El debate sobre la calidad del agua del Pilcomayo está marcado por diversas posturas. Estudios científicos han mostrado que la presencia de metales pesados en ciertos tramos del río varía según la temporada y la geografía. Investigaciones del Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD) han detectado fluctuaciones en la concentración de plomo y cadmio, que tienden a reducirse en la temporada de lluvias cuando las aguas aumentan su caudal y dispersan las partículas contaminantes (Horizon IRD).
Sin embargo, más allá de la contaminación minera, existen otros factores que influyen en la calidad del agua: el aporte de sedimentos, la actividad agropecuaria y las dinámicas de los bañados en la región chaqueña. La percepción de contaminación ha sido utilizada en algunos contextos políticos para justificar restricciones en la pesca y la explotación de los recursos del río, lo que ha generado tensiones entre las comunidades locales y las autoridades estatales.
Desde hace décadas, Argentina y Paraguay han buscado gestionar el flujo del Pilcomayo con intervenciones estructurales. Una de las más controvertidas ha sido el Proyecto Pantalón, un sistema de canales construido para desviar el agua y evitar su pérdida en bañados dispersos. Si bien la intención era mejorar el control del caudal, la distribución del recurso ha favorecido a Argentina, dejando a muchas comunidades paraguayas con acceso limitado al agua, especialmente en los meses de sequía. En algunos años, más del 70% del caudal ha sido desviado hacia el territorio argentino, generando disputas entre sectores políticos y comunidades ribereñas (BBC).
Para muchas comunidades indígenas del Chaco, el Pilcomayo no es solo una fuente de agua, sino también el eje de su economía y cultura. Los pueblos Weenhayek, Tapiete y Qom han desarrollado una relación de subsistencia con el río, organizando asentamientos temporales en sus orillas durante la temporada de pesca. En estos campamentos, que pueden durar semanas o meses, las familias capturan grandes cantidades de sábalo, base de su dieta y comercio.
La pesca ha sido cada vez más incierta en las últimas décadas. La variabilidad del caudal, las restricciones impuestas por normativas ambientales y los cambios en la distribución de las aguas han reducido hasta en un 50% las capturas en ciertos periodos de bajante extrema (SEDICI UNLP).
Además de las fuentes en línea, existen documentos académicos importantes para comprender la historia y gestión del Pilcomayo. Entre ellos, se destacan:
El río Pilcomayo en la región chaqueña es un sistema en constante transformación. Sus cambios estacionales impactan la vida de miles de personas, desde comunidades indígenas hasta productores agropecuarios y gobiernos locales. La revisión de textos disponibles en la red y documentos clave revela que la sedimentación, la calidad del agua y la gestión binacional son los principales puntos de tensión en su manejo. Frente a estos desafíos, la participación de las comunidades ribereñas y la toma de decisiones basadas en evidencia científica serán fundamentales para garantizar la sostenibilidad del río en el futuro.